Diferenzas entre revisións de «El accidente»

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Creo que siempre quedará grabado en mi memoria, como un tiempo que se hace presente al evocarlo y que se resiste a caer en el olvido del pasado, aquel domingo invernal en que mis padres se despidieron de mí a una hora temprana de la mañana, cuando lucía un sol tibio, para ir a Toledo con la intención de visitar a unos amigos. Yo no pude acompañarles...
 
Creo que siempre quedará grabado en mi memoria, como un tiempo que se hace presente al evocarlo y que se resiste a caer en el olvido del pasado, aquel domingo invernal en que mis padres se despidieron de mí a una hora temprana de la mañana, cuando lucía un sol tibio, para ir a Toledo con la intención de visitar a unos amigos. Yo no pude acompañarles...
 
Ya eran las nueve y media cuando, de pronto, sonó el timbre del teléfono. Corrí a contestar a la llamada confiando en que serían mis padres. Pero escuché una voz desconocida, una voz de hombre que me preguntaba, con gravedad, si era aquel el domicilio de Alejandro Torbado y de su esposa Marina Navarro.
 
Ya eran las nueve y media cuando, de pronto, sonó el timbre del teléfono. Corrí a contestar a la llamada confiando en que serían mis padres. Pero escuché una voz desconocida, una voz de hombre que me preguntaba, con gravedad, si era aquel el domicilio de Alejandro Torbado y de su esposa Marina Navarro.
 
 
'''Departamento de Lengua Castellana y Literatura
 
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    Tratamento previo:
 
    Obxectivos: Lectura literaria y lectura comprensiva
 
    Avaliación: Examen escrito 1ª evaluación
 
    Contidos curriculares: Análisis e interpretación de textos.
 
    Contidos transversais:
 
 
 
'''Outros departamentos
 
 
Número de exemplares na Biblioteca
 
 
 
Ligazóns
 
 
De elaboración propia'''
 
 
 
 
'''Ligazóns externas'''
 

Revisión como estaba o 4 de abril de 2011 ás 17:14

Creo que siempre quedará grabado en mi memoria, como un tiempo que se hace presente al evocarlo y que se resiste a caer en el olvido del pasado, aquel domingo invernal en que mis padres se despidieron de mí a una hora temprana de la mañana, cuando lucía un sol tibio, para ir a Toledo con la intención de visitar a unos amigos. Yo no pude acompañarles... Ya eran las nueve y media cuando, de pronto, sonó el timbre del teléfono. Corrí a contestar a la llamada confiando en que serían mis padres. Pero escuché una voz desconocida, una voz de hombre que me preguntaba, con gravedad, si era aquel el domicilio de Alejandro Torbado y de su esposa Marina Navarro.